“Recién ahora soy consciente de la magnitud de este momento”, confiesa del otro lado de la línea Gabriela González, la argentina que lideró el grupo de científicos que detectó por primer vez la existencia de ondas gravitacionales. Un hallazgo que revolucionó al mundo: era la única evidencia que faltaba para completar la Teoría de la Relatividad General formulada hace cien años por el genio de Albert Einstein. Razones más que suficientes para que la vida de esta cordobesa, amante de la vida en familia, eximia cocinera de empanadas, también se sacudiera como nunca hasta ahora.
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