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sábado, 21 de enero de 2012

Soñé un sueño


Sueño hace ya tiempo
Cuando había esperanza y vivir valía la pena
Soñé que el amor no moriría nunca
Soñé que Dios perdonaría

Entonces era joven y valiente
Y se hacían, se usaban y se desperdiciaban sueños
No había rescates que pagar
Ni canciones sin cantar, ni vino sin probar

Pero los tigres vienen de noche
Con sus voces estruendosas
Al igual que te arrancan la ilusión
Vuelven tu sueño en vergüenza

Él durmió un verano a mi lado
Con él pasé unos días maravillosos
Él se llevó mi infancia
Pero se marchó cuando el otoño llegó

Y yo aún soñaba que él regresaría a mí
Que pasaríamos la vida juntos
Pero hay sueños que no pueden ser
Y hay temporales que no podemos capear

Soñé que mi vida sería
Tan diferente de este infierno en el que vivo
Tan diferente ahora de lo que parecía
Ahora la vida ha matado el sueño que soñé

Susan Boyle

La mujer y la politica

El acceso de la mujer a la política comenzó a finales del siglo XX, cuando las mujeres ganaron la batalla por el derecho al voto, aunque en algunos estados la aprobación del voto femenino no llegó hasta mediados del siglo XX.


La igualdad de oportunidades para las mujeres pasa por la participación y representación en los puestos de toma de decisiones. Pero sabemos que las mujeres no intervienen en las decisiones políticas ni acceden a cargos de poder en la misma forma que los hombres.
Cuántas veces hemos oído la expresión: "Detrás de cada hombre ilustre hay una mujer brillante". A pesar de que se trata de una frase cuyo fin es sublimar el papel de la mujer, no debemos pasar por alto que dice "detrás", es decir, las mujeres se encuentran por detrás de los hombres y se perpetúa la situación de discriminación. Así que pasamos de la subordinación de estar "bajo" las órdenes de lo masculino a permanecer "detrás" del hombre, en un modesto segundo puesto.

viernes, 20 de enero de 2012

“El Estado no puede seguir alimentando la violencia”




Articulo de Gabriela Boada, Directora ejecutiva de Amnistía Internacional.

-¿Cuál es el trabajo de Amnistía con respecto a la violencia de género?

-Es una ONG mundial que actúa como una especie de vigilancia para que los compromisos asumidos internacionalmente en materia de derechos humanos no queden solo en declaraciones, sino que sean una realidad política. Uno de los problemas ejes es el de la violencia contra la mujer, allí evidenciamos que hay una brecha enorme entre el derecho internacional y el real.

Desde el año 2007 venimos trabajando principalmente en violencia sobre el género femenino, basada en una discriminación a partir de una considerada superioridad del hombre sobre la mujer, que se desarrolla en múltiples facetas. La violencia de la que normalmente más solemos escuchar, la que está más presente en los discursos políticos a nivel de la sociedad, es la violencia física. Sin embargo, no es la única y es la última consecuencia de toda una cadena de formas de violencia.

Amnistía viene trabajando en el proceso de elaboración de la Ley de Protección Integral hacia la Mujer, la 26485, que es la que se aprobó en 2010 y está en proceso de implementación. Presentamos en ese momento recomendaciones que el Estado debía incluir en el proyecto de ley, que se implementaron prácticamente en su totalidad. Esta ley es crucial porque interpreta la violencia contra las mujeres desde un mecanismo integral. Lo que evidenciamos de la violencia física es que es consecuencia de una cultura en la que no se ha dado un lugar de igualdad entre hombres y mujeres. La ley enlaza mecanismos del sistema educativo, cuestiones de protección y prevención, y cómo hacemos para modificar los estereotipos de género presentes en la sociedad.

-¿Por qué en Argentina se tardó tanto en concretar una ley de protección a la mujer?

-Hay varios factores. En general, en Argentina y América Latina nos encontramos con muchas deficiencias en las políticas de ejecución, más que en las de pronunciamiento y declaraciones políticas. Mecanismos de implementación que no cumplen con el objetivo que la ley buscaba y que muchas veces son tergiversados por otros intereses. Dentro del Estado argentino no es lo mismo el Poder Ejecutivo que el Legislativo. Por otro lado, vemos que la voluntad política es prioritaria. Si la violencia de género se dilató tantos años es porque no había voluntad de darle importancia.

-¿Por qué pensás que no se da un mayor debate?

-Nos encontramos con una agenda de género muy politizada y llevada a los extremos. Entonces se va a la punta del problema en vez de empezar la discusión por la base. Hay organizaciones que lo vienen haciendo muy bien, pero en cuanto a las políticas públicas de género hay un tironeo un poco extremista. Desde Amnistía nos preocupa que no se estén debatiendo estos temas. Cuando se habla de aborto y se criminaliza a la mujer, no se habla de la falta de políticas de anticoncepción o de educación sexual ni de un sistema de salud que responda a las necesidades de la mujer en ese momento, ni que ayude a prevenir esta situación.
El Estado no puede seguir alimentando la violencia, tiene que dar una respuesta inmediata ante un caso que la ley argentina ya contempla. Preocupa esta brecha entre la ley y las prácticas.

Pintura universal -Mujeres-

http://youtu.be/VONUM_vGki0